La característica principal de los Creyentes, es hacerse preguntas. Pero sucede que nuestra formación (¿deformación?) religiosa, nos limita tremendamente en ello. La mente nos hace formular versículos bíblicos como loros, y no deja el Espíritu dirigirnos a preguntas pertinentes para que evolucionen nuestros conceptos espirituales.
Los discípulos tuvieron ese problema constantemente, frente a las palabras muy estimulantes de Jesús. El no les dirigía a sentirse mal por no entender conceptos de reforma, sino a buscar más en profundidad. Unos terminan obedeciendo al Espíritu, tras muchos esfuerzos, otros se quedan a medio camino, y otros no avanzan: Se quedan ceñidos a conceptos ya envejecidos. Jesús a Pedro:
“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas adonde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará adonde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme”
¿ hemos creído que era solamente la muerte de cruz de Pedro, o bien su muerte a la carne, ceñido por el Espíritu?: este “Otro” enviado tras su “partida”. ¿buscaremos tener “oídos” y “ojos” o seguiremos aplicando versículos mentalmente sin ir más allá. De hecho no fueron escritos para ello.
¿Padre nos a dejado sujetos a la carne para que nos fastidiemos? ¿o es el mejor Excelente Padre y Maestro en Cristo ? ¿Es la vida del Creyente en la tierra solo un camino de cruz con un final de "harpa en nubes de algodón" o es una formación para algo tan grandioso que no podemos siquiera imaginarlo ?
Si seguimos luchando para reformar el alma en vez de crecer en Espíritu, daremos vuelta en círculos continuamente como el Pueblo en el desierto, para terminar tal herramienta inútil muriendo allí.
!El después empieza aquí¡