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Que distribución (versión) usar ¿y para quién?

Introducción: ¿Qué es todo esto?


Lo primero que experimenta una persona que quiere migrar a Linux es una sensación de confusión por tanta elección posible. Estamos hablando de más de 250 distribuciones activas, algunas apareciendo y desapareciendo continuamente.

Como cada cual puede crear su propia versión, uno podría probar toda la vida sin terminar. Lo importante es entender que, aunque el habitáculo cambie, el motor funciona de la misma manera.

Hay tres distribuciones “madres” de las que derivan la mayoría de las actuales: Debian, Slackware y Red Hat. No entraré en detalle, hay mucha información disponible.

Las diferencias principales entre ellas están en el sistema de instalación de software (los llamados “paquetes”). Para un usuario común, esto se reduce a algunos comandos que no necesitará al principio. Con el tiempo, descubrirá que la terminal es una herramienta poderosa, pero no obligatoria.

Personalmente, uso Debian, un sistema extremadamente estable y sólido. No lo recomiendo a principiantes, porque muchas tareas se hacen “a mano”. Slackware y Red Hat puro están aún menos orientadas al uso doméstico.

Hay quienes prefieren un sistema lo más “en bruto” posible para adaptarlo a sus necesidades. A veces también lo hago, aunque más por divertimento que por necesidad. 

Lo que importa

Linux depende, como lo hemos visto en el punto 3, de un sistema de “paquetes” de software gestionado por cada comunidad de la distribución elegida. Es un trabajo constante y su puesta al día es necesaria para seguir a nivel de las versiones de software.

Por ejemplo, los navegadores como Firefox o Google Chrome van evolucionando y cada distribución necesita mantenedores responsables de esa tarea. No entro en detalle porque es bastante complejo.

Así que hay distribuciones menores que “mueren” por falta de gente que las mantenga, sabiendo que todo esto depende mayormente de voluntarios. Por esto es aconsejable dirigirse a distribuciones “mayores”, con una comunidad extensa.

Estas distribuciones están cubiertas por decenas de miles de personas en todos los países que colaboran en ello, parte también por empresas que colaboran y tienen beneficio en dar soporte técnico a otras empresas o gobiernos.

Así que si queremos tener soporte de actualización garantizado, es mejor ir a las “mayores”.

¿Para quién, y qué uso? 

Hay distros dirigidas a público extenso, fáciles de usar y con herramientas adaptadas a no tener que entrar en cosas muy técnicas.

UNIX de base no tiene escritorio ni GUI. Todo son comandos en un terminal, como en los principios de la informática. Está dirigido mayormente a uso científico y servidores.

Linux sigue el modelo UNIX, pero añade escritorio y entorno gráfico. Puede funcionar perfectamente sin él. Si falla la interfaz gráfica, se puede entrar en modo TTY (terminal) y recuperarlo, cosa que Windows no sabe hacer.

Esa situación no debería ocurrir en uso normal; suele pasar cuando se hacen manipulaciones avanzadas. Ahora, los curiosos con ganas de aprender tendrán ese tipo de aventuras, es el legado de la libertad de acceso a todo el sistema.

Pero tendrán una comunidad que les ayudará con gusto a salir del paso. Y además, ahora la IA es extremadamente útil para resolver la mayoría de problemas. He instalado Linux a gente sin experiencia, y han quedado encantados, sin querer volver a Windows.

Limitaciones:

Sí, las hay. Pero no por capacidad del sistema, sino por el mercado. Las aplicaciones propietarias, como editores profesionales de imagen o vídeo, algunos juegos y otros programas, no están diseñadas para Linux porque requerirían recursos para adaptarlas, y muchas empresas no lo consideran prioritario.

¿Qué distribución para empezar?

En el mundo linuxero, como en cualquier otro ámbito, muchos defienden su propia distribución como “la mejor”. Esto puede confundir a quién comienza, y debo admitir que al principio yo tampoco fui muy diferente.

Era incondicional de mi distro y de la comunidad en la que participaba. Pero una división interna entre sus mantenedores empezó a afectar la organización y la fiabilidad del proyecto, a pesar del esfuerzo de la comunidad. Por eso migré a una distribución comercial: Ubuntu. Es la más usada en el mundo porque su desarrollo está respaldado por una gran empresa sudafricana, Canonical. Con humor, podría decirse que es el “Microsoft de Linux”.

También es una de las más criticadas por otras comunidades por no estar totalmente alineada con la filosofía del software libre, al considerarla algo “privada”. Pero no es tan así, y mi experiencia con Ubuntu fue muy positiva, sobre todo al ver lo fácil que resulta para principiantes.

Así pasé del fundamento Red Hat al de Debian, y finalmente terminé en Debian, después de usar MX Linux. Esta última está basada en Debian y es tan sencilla y versátil como Ubuntu, pero completamente adherida a la filosofía libre de Linux.

MX Linux ofrece herramientas que facilitan mucho la vida a quienes no quieren lidiar con comandos. Por ejemplo, para instalar Google Chrome u otra aplicación no comunitaria, basta con pulsar un botón. En muchas distribuciones esto no es tan evidente.

Yo terminé en Debian porque es la base de Ubuntu, MX y muchas otras. Pensé que, si la fuente está disponible, ¿por qué no usarla directamente? Además, su comunidad es la más antigua y extensa, lo que garantiza seguimiento y fiabilidad a largo plazo.

Pero para un principiante en Linux, mi recomendación sin ninguna duda es MX Linux. Aun así, esto no basta. Quien viene de Windows o Apple está acostumbrado a un único entorno gráfico, el escritorio, que ha ido evolucionando con los años. En Linux hay varios, y entre los principales pueden contarse alrededor de diez.

¿Otra vez tanta variedad?

Pues sí. Pero realmente cuatro entornos dominan hoy: KDE Plasma, Gnome, XFCE y Cinnamon. No muestro imágenes porque todos son configurables y no existe una apariencia fija. Una vez más, en Linux cada uno puede ajustar su entorno como quiera.

En Windows, la libertad visual se limita casi siempre a cambiar el fondo de pantalla y algunos detalles de carpetas. En Linux se puede modificar prácticamente todo, especialmente en KDE Plasma. Por eso uso este entorno y lo recomiendo, porque es el más pulido y versátil.

Para quienes vienen de Windows existen temas que imitan la apariencia de Windows 8, 10 o 11, de modo que el cambio no resulte tan brusco. Pero allí termina la similitud.

Se complica: 

Ahora pasaré a lo más complicado para la mayoría: la instalación.

Muy pocos viniendo de Windows han tenido que instalar el sistema, y para casi todos es territorio desconocido, incluso aterrador. Windows viene preinstalado en el equipo, y muchos no tenían idea de que “un sistema operativo se instala”.

Quienes han reinstalado Windows por problemas saben algo más, y aun así suele haber sido complicado al principio, incluso para informáticos de formación que no trabajan con tecnología de almacenamiento. He tenido ingenieros informáticos que me hacían preguntas al respecto cuando publicaba tutoriales.

La informática es amplia, y un programador no está obligado a conocer estas bases. La estructura de los discos es compleja, evoluciona, y forma parte del sistema de bajo nivel: la base del edificio que no se ve, pero sostiene todo.

Para instalar Linux es importante tener una idea mínima de cómo está organizado un disco. Los instaladores modernos permiten automatizar el proceso, pero usar esa opción sin comprender lo que hace puede modificar o borrar particiones existentes, incluido Windows.

Hay utilidades que permiten manipular ese entorno, y las encontramos en el instalador del sistema. En Windows es semi-gráfica (una lista con opciones). En Linux hay varias opciones, totalmente manual, semi-gráfica, y GUI (todo gráfico).

Un ejemplo de un disco representado gráficamente en el gestor de discos de Windows:

 

 Mi disco principal en Linux:

 

A un no iniciado puede parecer muy complejo, pero no lo es.

Lo que sigue:

En el siguiente trabajo, voy a entrar en la parte técnica. Explicaré lo más sencillamente posible, como instalar Linux, pero no sin intentar evitar que tenga uno problemas:

- Como hacer copia de seguridad de los datos importantes antes de manipular el disco.

- Como reinstalar Windows en caso de accidente. Lo primero no es deshacerse de él, sino hacerlo convivir con Linux. Yo tengo una versión conservada para aplicaciones que no se pueden usar en Linux, pero paso años sin usarlo.

- Como instalar Linux, para ello hay que reorganizar el espacio del disco, y hay que hacerlo con fundamento, para no tener problemas posteriores.

 

 

 

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