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Sutilidad, difamación y calumnias

 

"No andes difamando entre tu pueblo. No te pongas en contra de la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor." (Levítico 19:16)

Hace poco, alguien me aseguró, acerca de una persona mundialmente conocida por su inmensa dedicación al bien de la humanidad, que realmente era una persona muy corrupta. También me aseguró que esto era "muy documentado".

Como he aprendido a nunca fiarme de acusaciones y afirmaciones de las que no estoy seguro, me puse inmediatamente a indagar y descubrí que todo era falso, o tergiversado sobre errores de su pasado imputados a esa persona, en su juventud, que el mismo redimió y corrigió de sobra. Todo por intereses políticos. Además el difamador esta actualmente denunciado ante la justicia de su pais por ello.

No quiero aquí dar indicaciones sobre identidades, no viene al caso, y además no quiero aquí erigirme en defensor de las personas, no es a lo que he sido llamado, pero si, a revelar los manejos de las tinieblas sobre la humanidad.

Hablé con quién me comunicó todo aquello, y le hablé acerca de lo mucho cuidado que tenemos que tener con lo que difundimos, y mas a la hora de las redes sociales, en las cuales noticias buenas y malas, verdaderas y falsas, corren como la pólvora. Y diría mas las falsas. En nuestros tiempos nunca ha tenido mas fuerza el dicho español: "De lo que ves, créete la mitad, y de lo. que no veas no te creas nada

La difamación y la calumnia a alcanzado tales proporciones en nuestras sociedades, que se ha verdaderamente vuelto una plaga. La Palabra de Dios nos dice por Santiago que si difamamos juzgamos la misma Ley y nos erigimos a nosotros mismos como jueces. Pero ¿ porque nos dice que si difamamos atentamos contra la vida de nuestro prójimo ?

Es evidente que en lo natural, se influye contra la integridad de una persona cuando se la difama, ya que su reputación esta en juego, pero cuando se habla de "vida" no se refiere siempre a vida física, o social, sino a la vida espiritual. De hecho para Dios la muerte corporal no existe, sino que es transformación, paso de un estado a otro. Sonará a "cuento chino" para un no-creyente y cuando digo esto no me refiero a no-cristianos porque muchos no lo son y creen en la eternidad del ser humano.

Aquí se habla de atentar contra la integridad del espíritu, alma y finalmente puede hasta física de otra persona. ¿ Quien no ha oído hablar de "maldiciones" "mal de ojo" y demás hechicerías que pueden ser charlataneries o no ? Esto es la expresión extrema y voluntaria de lo que estoy hablando. Muchos profieren maldiciones sabiendo perfectamente lo que están haciendo, otros no. Pero sin ir hasta "maldecir" específicamente muchas veces se hace igualmente.

Simplemente mal-decir es decir mal. Del Latin "maldicere" La palabra griega "καταράομαι" (kataraomai), que se traduce como "maldecir" tiene sus raices en kata y raomai que tiene sentido de hablar negativamente con intención. Como ya lo he comentado en otras publicaciones, Dios hizo la creación por la Palabra, es decir "hablando". El ser humano esta hecho a su imagen, y es un ser espiritual (aunque no lo sepa), y no solamente natural. Por ende su voz tiene poder espiritual. Aquel que se sostiene solamente en lo natural, no se puede dar cuenta de ello. 

Y esto es un enorme problema, ya que los hombres (genéricos, hombre y mujer) van usando sus palabras en general sin tener idea de las consecuencias que puedan tener sobre los demás y su entorno, incluido ellos mismos. Hay muchas referencias en las escrituras acerca de las palabras y sus consecuencias. También dichos populares que advierten al respeto. El hombre cauteloso siempre refrena su lengua, ya que en las muchas y descontroladas palabras hay necedad. Ya se ve en nuestros tiempos, tanto descontrol de las palabras, que hasta en los lugares de altas posiciones de las sociedades ya no hay limite ni vergüenza de ello.

Las redes sociales se usan como un vertedero de opiniones descontroladas, dónde parezca que el respeto, el sentido común y la sabiduría nunca hayan existido. Pero esto no es lo mas grave, sino que se usan para difamar, calumniar y desacreditar sin que parezca que ocurra nada. Se entra en una dinámica oscura y contagiosa de chismorreo a gran escala. Pero al final siempre termina volviéndose contra sus propios protagonistas.

El ser humano generalmente no se da cuenta del poder de sus palabras, se rige mayormente por sus hechos, en parte si, tiene en cuenta su poder intelectual y lo usan  pero pocos conocen su poder espiritual, y de esto estoy hablando. El mayor ejemplo, como lo es en todo es el de Jesús. Gandhi dijo: "Las vidas de todas las personas han quedado más o menos cambiadas por su presencia, por sus acciones y por las palabras pronunciadas por su voz divina.". El se percató de que la mayoría de las personas ven en Jesús el poder intelectual de sus Palabras, pero no su enorme poder transcendental. 

El poder de las palabras es real, tanto en lo positivo como en lo negativo. Así, Bendecir (bien-decir) es lo contrario de o anterior. No hay ninguna duda que tanto uno como otro influye sobre el mundo natural. Los avances en los estudios de la física cuántica han empezado a poner en evidencia esta relación. La ciencia cuando es imparcial y honesta, lleva a replantearse muchos de los conceptos anteriores, y esto es propio de ella. Muchos "científicos" han pensado adecuado librar una feroz batalla en contra de lo espiritual pero su error y su vanidad les han hecho perder el rumbo de la humildad de un verdadero científico delante de la inmensidad y complejidad del universo que le rodea.                                          No se que concepto profundo tenía Albert Einstein de la Divinidad, pero el nunca la aparto de sus consideraciones, y esto le llevo, para bien o mal, a trastornar los conceptos científicos de su época. El era un modelo de la ciencia "razonable" frente a su posición en la creación.

Volviendo al tema de la difamación, esta es un veneno inyectado no solamente en la mente humana, sino también en su espíritu, el chismorreo es el brazo de la decadencia de la sabiduría y del sentido común, y la calumnia atenta contra la integridad de las sociedades humanas. Por lo cual todos tenemos que guardarnos del poder de la lengua como lo dice Santiago:

"Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal."

(Santiago 3:2-8).