Cuando la Escritura llama a Jesús “el postrer Adán”, no lo hace como simple comparación simbólica, sino como revelación de origen. Así como el primer Adán fue formado directamente por Dios, sin óvulo, sin útero, sin padre ni madre, así también el Hijo fue introducido en la creación como un principio nuevo. En Adán vemos al hombre antes del pecado, sin herencia, sin deuda; en Jesús, vemos al Hombre desde el cielo, sin mezcla, sin sombra, sin necesidad de ser corregido ni purificado.
Algunos teólogos han sostenido que Jesús debió participar del óvulo de María para ser verdaderamente humano. Dicen que, de lo contrario, no compartiría nuestra naturaleza. Pero ese argumento se desmonta por sí solo:
Adán fue plenamente humano sin nacer de mujer. Dios no necesitó un vientre para formar al primer hombre. Lo hizo unilateralmente, sin proceso biológico. Lo mismo ocurre en el principio de la creación animal: la gallina no fue producto de un huevo. Fue hecha gallina, entera, con capacidad de procrear. También el reino vegetal con capacidad de dar semilla, sin haber salido de otra. Así también se hizo el hombre: sin vientre previo. Y así también el Hijo: hecho carne, sin óvulo.
Jesús no fue sembrado en María como semilla que busca un óvulo, sino que fue formado en ella por el Espíritu, como tierra virgen que responde a la Palabra. La Escritura no dice que se purificó un óvulo, ni que se adaptó una herencia caída. Dice: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá… por lo cual el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35).
No dice que fecundará tu óvulo, ni que purificará tu herencia. Dice que lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios. No Hijo de Adán, no hijo de Eva. Hijo de Dios; no hijo de carne
Si Jesús hubiera sido generado a partir de óvulo humano, habría heredado, al menos en parte, la estructura caída de la creación adánica. Aunque sin pecado personal, su carne no sería enteramente libre. Pero la redención no se apoya en la moralidad de un hombre justo: exige pureza de origen.
Porque el sacrificio pedido por el Padre no era una vida reformada, sino un cuerpo sin defecto, sin mezcla, sin herencia. “Me preparaste cuerpo”, dice Hebreos: "No me diste carne humana, sino que me formaste uno nuevo, sin semilla previa".
El cuerpo de Cristo no es producto natural: es Verbo encarnado. No viene del linaje: lo redime. No depende de María para ser humano, como Adán no dependió de mujer para existir. Su humanidad es verdadera porque procede del diseño divino, no de la corrupción heredada. No fue una mejora de lo antiguo, sino una irrupción desde el cielo.
Por eso su muerte tiene valor eterno. No es el acto heroico de un hombre justo. Es el derramamiento de una sangre sin herencia caída. El Hijo no es rehén del pecado. No tiene parte en la deuda. Y por eso puede cancelarla. Solo Él puede pagar por otros. Solo el que no heredó corrupción puede redimir a los que la han heredado.
Jesús es esa Semilla que no viene de semilla. Ese Hombre que no vino de hombre. Como el primero, sin necesidad de vientre. Como la gallina, hecha sin huevo. Así obra el Creador cuando inaugura algo nuevo: no parte de lo caído, lo planta desde lo alto.
A favor de la teoría con óvulo, dirían que, si no fuera así, no podríamos identificarnos plenamente con Jesús… que Él hubiera tenido cierta superioridad al ser totalmente Dios y no hombre… que le hubiera sido fácil no pecar porque no tenía, justamente, la semilla corrupta.
Esto sería olvidar la posición del Adán original, que no era corrupto, pecó igualmente. Por eso Pablo habló con gran revelación del primer y del segundo Adán. Nos revela todo esto, lo que nadie había recibido antes. Y como el primer adán tenía libre albedrío.
Jesús es la rectificación de un hecho que falló la primera vez solo por culpa del hombre, no porque Dios lo hiciera imperfecto. Jesús podía haber pecado como Adán. De hecho, se ve en las tentaciones de Satanás: quiso volver a hacer con Él lo que ya se había hecho con el primer hombre. Si no había posibilidad de éxito, no se hubiera esforzado tanto en tentarle. Satanás es todo lo malo posible, pero para nada tonto: supera en inteligencia a la suma de los hombres en la tierra, como todo ser espiritual superior.
Pablo también dice que Jesús fue tentado en todo. Quiere decir que pasó todo lo que podía haber pasado el primer Adán… que hubiera sido cortado por su desobediencia. Es decir, por su deseo de independencia. Esto es lo mismo que generó la caída de Satanás.
Jesús pasó todas las pruebas exactamente como Adán las hubiera pasado como hombre enteramente. Y por su obediencia fue elevado y puesto sobre todas las cosas, sobre toda la creación, como Adán lo fue al principio. Porque Él conservó su posición por su obediencia perfecta.
Esto también nos lleva a considerar la revelada justicia del Padre:
Él quiso demostrar que, si se ponía totalmente en posición de hombre; como lo fue Adán; con las mismas posibilidades y no con superioridad divina, entonces era posible no pecar. De esa manera, ningún hombre puede reprochar a Dios haberlo hecho en una posición inferior que inevitablemente lo induciría a caer.
A través de la vida de Jesús, se demuestra que eso únicamente es posible si el hombre permanece unido al Padre Celestial. Entonces, ¿por qué el hombre original tenía una tan tremenda envidia de independencia, que le llevó a elegir la separación del Padre? ¿Por qué fue así?
Porque el hombre es creación de Dios. Dios es único. Nada de lo que Él crea puede ser perfecto como Él.
Esto lo revela en su unicidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo; tres personalidades en un solo Ser. Como dice la Palabra: Dios es uno, está unido perfectamente.
De hecho, el ser humano es tripartito, porque diseñado a la imagen del Creador, salvo que no heredó su perfección de Ser Único. Hasta su combinación de "cuerpo-alma-espíritu" es disociable, debido a su libertad de elegir "independencia".
Doy un ejemplo: una persona puede ser esclava de sus sentimientos, aunque su mente le avisa del peligro. Puede tomar drogas sabiendo perfectamente que le perjudica, así que un sin fin de desajustes en su "unidad global"
Es tremendo lo que revela también, siempre, Pablo: el Primogénito es Jesús entre muchos hermanos. Pero Satanás usó esta diferencia del creado con su Creador. Él también pudo caer, porque se desunió del Padre.
Así que lo fundamental para el hombre que quiere ser redimido en Cristo es la unidad con el Padre. El deseo de independencia es el producto de no ser un "clon" perfecto del Creador. Y eso, nada puede serlo, porque Él es Único.
Un hijo no es un clon de su padre. Si quiere llegar a ser exactamente como él, lo tiene que aprender: Tiene que pasar mucho tiempo con él, respetarlo y, sobre todas las cosas, amarlo; porque, justamente, Dios es Amor.
Entonces quiero volver al tema de la aparente "superioridad" de Jesús, como "segundo adán". Lo que no se puede entender, es la dimensión de la "encarnación" del Creador en un ser humano. Hay que comprender que Él se puso a nivel del hombre, en la misma posición del primer adán:
No un hombre "deificado", sino Dios "humanizado" a fin de poder "borrar" los pecados de la humanidad, por su ÚNICA AUTORIDAD Y AMOR. Tuvo a bien de cargar con toda la culpa existente, ayer, hoy y mañana, sufrir y morir por ella, vencer la muerte, tomando otra vez su vida, regresar a la presencia de los hombres para dar testimonio de ello.
La última etapa, la más extraordinaria, es su regreso en el "Seno del Padre" volviendo a ser UNO con Él. Juan en la Revelación no habla de IHVH, sino del CORDERO; El "Sacrificado". Dios abandonó su lugar para "morar" con los hombres: Ya no hay un "huerto" especial de relación privilegiada, sino un solo templo sin muro ni cortina de separación: CRISTO.