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Como todas las palabras de Jesús, ambas parábolas son muy profundas espiritualmente, y podrían llenarse libros enteros sin llegar jamás a su fondo. Las dos son algo diferentes, pero evidentemente llevan los mismos conceptos. Seguramente se debe a que Jesús la repitió varias veces, o que cuando se transcribió más tarde en los evangelios, los autores que eran discípulos de los discípulos, no lo plasmaron de la misma manera dependiendo de sus fuentes.
Sabemos que en el concepto judío de la transmisión de textos y enseñanza oral la fidelidad era rigurosa, y eso permite confiar en su exactitud.
Pero sobre todo, los creyentes confiamos que la guía del Espíritu Santo, fue la que llevó a los escritores de la biblia al resultado de los originales que tenemos hoy. Sin eso ella no sería confiable, ya que resultado de un trabajo intelectual que sabemos, conduce a errores, a intereses doctrinales, y por ende, a manipulación, consciente o no.
Hablo de los originales, porque personalmente considero que la multitud de traducciones que hay hoy día no presentan tanta fiabilidad como ellos, porque los traductores ya no eran tan cercanos a los primeros discípulos. Los "doce", sí lo eran de Jesús, y sobre todo no estaban influenciados por doctrinas humanas, como bien habla Pablo "de Tarso" de ello en sus textos. Esto por ignorancia cultural, o insuficiencia de referencias culturales y espirituales originales.
¿Un relato en dos versiones o dos diferentes relacionados?
En principio, la semejanza de las dos parábolas me hizo pensar que pudo ser un mismo discurso de Jesús reportado en dos ocasiones distintas por dos discípulos diferentes. Pero me llamó la atención el hecho de que se usaran dos unidades monetarias diferentes en las dos supuestas versiones. Entonces investigué acerca de ello y me di cuenta de que no eran parecidos las Minas y los Talentos.
Aunque de uso en ese tiempo y lugar, la mina ya era de gran valor, pero los talentos aún más, ya que no eran monedas, sino unidades de peso. Una mina representaba algo como 500 g. de peso y un talento 30 Kg. Podían ser de bronce, plata y oro, pero los más comúnmente usados en el Imperio romano eran los de plata.
Así que se podría estimar (siendo pesos y valores relativos) que una mina representaría algo como 100 días de salario medio, y el talento unos 23 años laborales. La diferencia es enorme, por lo tanto, deduje que no eran dos versiones del mismo relato, sino dos relatos diferentes, en momentos diferentes.
Así que tal desproporción de cantidades descarta la posibilidad de un mismo relato. Allí dejo el tema técnico, porque lo que nos interesa es el sentido espiritual.
Conceptos de las dos parábolas:
1- Un hombre (poderoso, príncipe) entrega a sus siervos, y conciudadanos, bienes aquí representados por concepto "monetarios"
2- Da una cantidad distinta a tres siervos, para que "negocien" con ella hasta su retorno de un lugar lejano
3- Eran conciudadanos, pero (en la parábola de las minas) estos no querían que ese príncipe reinará sobre ellos, de hecho lo aborrecen. Luego, solo se presentan tres de ellos.
5- Otro, no trae beneficio, sino que en una versión lo entierra, y en otra lo guarda en un "σουδάριον soudárion", traducido como pañuelo; se refiere a un paño para secar el sudor de la frente.
6- Ese siervo desobediente da como motivo que su amo es hombre "severo" y "duro".
αὐστηρός: "Austero" es una palabra en griego que significa "severo", "riguroso", "estricto" o "abstemio". Esta palabra se utiliza para describir un estilo de vida o un comportamiento que es simple y sin lujos, y que se caracteriza por la renuncia a los placeres y comodidades materiales. Por ejemplo, se puede hablar de un régimen alimenticio austero, un estilo de vida austero, o una persona que es austera en sus hábitos y costumbres. También se puede utilizar para describir un juicio o una decisión que es riguroso o justo, sin concesiones o indulgencias. "σκληρός "Sklíros" es una palabra en griego que significa "duro", "firme", "resistente" o "inflexible". Esta palabra se utiliza para describir algo que es sólido o está hecho de un material resistente, como un objeto de metal o una superficie de piedra. También se puede utilizar para describir a una persona que es inflexible o testaruda en sus opiniones o decisiones, o para describir una situación o circunstancia que es difícil o desafiante. Por ejemplo, se puede hablar de un carácter sklíro, un camino sklíro, o una tarea sklíra. Eso nos define el concepto que el mal siervo tiene de su "patrón".
7- la respuesta del príncipe, o amo, es que tenía que haberlo llevado al banco, la palabra original se refiere a algo como cambistas, contables, de allí se ha traducido creo como alguien que cuida un bien que se le ha confiado y puede devolver intereses: banquero es correcto. Le reprocha que hubiera podido devolver lo confiado con intereses con el mínimo esfuerzo.
8-al final es castigado en un lugar de quebranto, y se da lo que tenía a los siervos fieles.
¿qué representan las minas y los talentos?
Lo que en la transcripción de Jesús de un ejemplo "natural" a un significado espiritual, un concepto monetario, hacia un don que se recibe, y puede ser muy amplio. Personalmente, no tendré en cuenta el aspecto económico, que también puede existir, pero que es muy básico aquí. Me referiré a los dones espirituales, y también "mentales".
Lo importante es que se distingue dos tipos de personas en dos ámbitos:
- En "talentos" nos dice "el Reino de los Cielos como…" y en "minas" que se fue a recibir reino y volver. Ambos escenarios están "lejos", es decir, que un lugar es el Reino, y el otro no lo es.
- En "minas" lo aborrecen, y no quieren saber nada del "hombre noble" pretendiente a reinar: envían a decirle que no reconocen su autoridad, a pesar de ser "empleados" suyos, no se consideran como tal; de hecho, siete de ellos se quedan lo entregado. ¿Por qué diez personas? Porque es el sistema decimal: natural.
- En "talentos" no cuestionan su autoridad, son tres: sistema espiritual divino; y no solamente les entrega una "suma" sino "sus bienes" es decir, que son hechos administradores de todas sus posesiones.
Así que en los dos lugares hay dos tipos de personas: los que hacen prosperar lo entregado y los que no. Es importante distinguir que:
- en "talentos" no les ordena nada, sino que les confía lo suyo: se supone que ya saben lo que tienen que hacer.
- en "minas" les da órdenes: "negociad entre tanto que vengo"
- a los dos tipos de personas les llama "siervos".
El contexto:
Como siempre, y generalmente se ignora, hay que examinar que textos hay antes y después del que estamos estudiando.
Antes de "talentos" encontramos la parábola de la "diez vírgenes": hijos del Reino. Gente nacida de nuevo, que tienen dos actitudes diferentes, y esto introduce la parábola siguiente en el mismo contexto:
"Más él, (Jesús) respondiendo, dijo:
"De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir".
Antes de "minas" vemos el relato de Zaqueo, hombre rico que se arrepienta:
“He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”.
Zaqueo, es un hombre atrapado en el sistema. Pero que se sube a un árbol (figura del madero, de la cruz):
Jesús le dijo:
“Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Introduce a personas que desean de corazón entrar en el Reino y la respuesta "Hoy ha venido la salvación a esta casa".
Después de "talentos" encontramos el pasaje de la separación de "ovejas" y "cabritos":
"Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha:
“Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”."
Esto sugiere que el Reino no es lo mismo que "salvación" (como el ladrón en la cruz que ingresa a los Cielos después de su muerte física). Si no que es la "manifestación" de la dimensión espiritual (Cielos), en la natural (Tierra). Jesús no habla de Reino "en" los Cielos, sino "de" los cielos: no es un tema "escatológico", (por venir).
Por esto puede uno ser regenerado, (nacido de nuevo), tener "pasaporte" al Cielo, pero mientras, estar también, en el lugar de "lloro y crujir de dientes".
El ingreso en la dimensión celestial después de la muerte "física", (mudanza de un ámbito a otro), no se obtiene por mérito alguno, sino porque Uno pagó el precio de la Redención para TODOS, una vez por TODAS. Pero vivirlo en la Tierra sí tiene condiciones. Esta dimensión terrenal puede ser, y lo es para muchos, manifestación del "infierno". Agrego que no se habla exclusivamente de riquezas o bienes, son aún muchas más cosas.
Cuando hablan los evangelios de "prosperidad", los bienes materiales no vienen para nada en primera posición. Aún se podría afirmar que son consecuencia de otros parámetros: tales como salud física, mental, inteligencia, sabiduría, etc.
Nadie en el Reino, sabe en qué momento se le puede venir a examinar que hizo con lo que se le ha confiado.
"Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir".
Recibimos tanto Palabra, como Espíritu por parte del Padre a través de Cristo. Este es nuestro alimento de Reino, sin el cual nos secamos y somos estériles. También el Reino produce en sus hijos, riqueza mental, capacidad, que permite, multiplicar lo recibido. Eso es hacerlo fructificar.
Los tres son siervos, conciudadanos, no son incrédulos, y reciben cada uno a la medida de su capacidad. El señor no nos exige al azar, sino que tiene en cuenta nuestra aptitud, ni más ni menos.
¿Por qué dos parábolas distintas y no una?
Jesús da la parábola de las minas después del arrepentimiento de Zaqueo, mientras pasea por Jericó.
En el tiempo de Jesús, la ciudad había sido reconstruida bajo Herodes, como centro administrativo y lugar de paso hacia Jerusalén. Era una ciudad rica, comercial… pero espiritualmente vacía.
Representa el mundo visible, atractivo, pero bajo maldición espiritual, la falsa estructura humana que impide la entrada al Reino. Es la ciudad del descenso del sistema carnal y también el umbral de la decisión: entre seguir bajando o subir al Reino.
Al salir de allí, va camino para entrar triunfalmente en Jerusalén.
Jesús da la parábola de los talentos al salir de reprender a los religiosos en el templo, en el monte de los olivos. Allí (Mateo 24), los discípulos le preguntan:
"Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?"
Allí el Maestro les dirige una serie de indicaciones relativas al Reino, para hacerles salir del concepto escatológico que tenían en mente. Los "talentos" se sitúa entre "las diez vírgenes" y "El juicio de las naciones", mal titulado, ya que no concierne las "naciones" como fuera del Reino, sino los del Reino dentro de las "naciones". Habla de la separación de "ovejas" y "cabritos": para nada de gente "impía" sino de creyentes. Luego sigue por los que le han hecho bien, a alguno de los que creen en Él, y por ende a Él mismo.
Jesús empieza a establecer las bases del concepto, que termina en el final de su obra redentora, manifestado visiblemente en el mundo natural, por la rotura del velo del templo, de la separación entre dos "pueblos", hechos "uno".
Tristemente, los cristianos (y otros) no perciben esto y siguen en un concepto "separatista". Vemos cuanto les costó a los mismos discípulos verlo, por ejemplo, cuando Pedro tuvo que ser reprendido por Pablo, al esconderse de los religiosos para entrar en casa de "gentiles". Dios mismo tuvo que mostrarle en una visión "brutal" para sus conceptos, que "todo es puro para Él".
Ya no había "gentiles" y "judíos", y tampoco ahora hay "cristianos" y "mundanos", todos son redimidos, y todos tienen que elegir el camino correcto en la tierra. Hay "creyentes" que viven fatal, y "ateos" que viven mejor que muchos de los primeros.
Esto trae a menudo gran confusión para los primeros, que llegan a considerar a Dios "duro" porque los que entran "últimos" reciban el mismo salario. Consideran que su labor les produce preeminencia, y no es así:
"Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, más pocos escogidos". (Mt 20:13-16)
Cuesta mucho a aquellos que han estado en congregaciones cristianas aceptar esto (y he sido uno de ellos). Sin embargo, hoy día muchos huyen a montones de ellas, porque ven el grado de corrupción que reina cada vez más allí, y no me alegro de ello
Aún quedan pocas libradas, y terminará por haber ninguna. Hasta que todos entiendan que la Redención en Cristo es personal y no por pertenecer a un determinado círculo.
Pero entonces, ¿aborrecemos al Señor como los de la parábola de las minas?
Siento mucho deciros que sí. En lo natural, no solo no rehusamos servirlo, sino que lo natural no quiere saber nada de Él, nuestra naturaleza humana caída no quiere que Cristo reine sobre ella:
"Porque el deseo de la carne (naturaleza humana caída) es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis." (Gálatas 5:17).
Y:
"Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." (Romanos 8:5-13)
¿Cuándo y como entonces hacer fructificar los talentos?
Cuando andamos en el Espíritu, somos capaces de producir frutos "dignos de arrepentimiento". Nos damos cuenta cuan es aborrecible vivir en lo carnal, y clamamos a Dios para tener capacidad de poner en marcha el mecanismo de redención.
Ojo, si buscamos producir esfuerzos para ello fracasaremos lamentablemente, ya que el esfuerzo procede de la carne. Al contrario, si consideramos esa capacidad heredada de Cristo, por sus méritos y su obra, seremos capaces de poseerlos por fe, y producir un fruto espiritual sin esfuerzo que además nos edificará y nos hará felices.
Así, el siervo malo del Reino no es capaz de fructificar el talento, lo coloca en tierra (carne), en las cosas naturales, y esto no produce absolutamente nada, ningún beneficio para él, sino que al final vuelve al que ha sido fiel.
El siervo fuera del Reino lo pone en un "sudario" más explícito de lo dicho anteriormente, al lugar del sudor de su frente: "Al sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres, y al polvo volverás." (Génesis 3:19), tipifica el esfuerzo del hombre caído, en oposición al hombre espiritual; el esfuerzo religioso que piensa poder "sobornar" a Dios.
Vemos al final que el resultado es el mismo para aquel fuera y dentro del Reino, todo su trabajo resulta para otro, Es muy triste.
El amo severo, estricto, inflexible como la piedra:
El siervo reprobado, religioso, es así: severo, estricto, inflexible, duro. No concibe dar algo de gracia, porque piensa que Dios es así. Tiene concepto de una Roca que le aplasta, y no la de la Gracia que se pone debajo sus pies: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos." (Mateo 20:28). Así no puede producir arrepentimiento porque no encuentra el mecanismo de Gracia en Cristo, no ve que El vino a servir, no a exigir. El Amo no les habla de nada de obligación, sino que les entrega sus bienes, y les manda negociar con ello. Se supone que son conciudadanos, y que al final todos iban a beneficiarse, y efectivamente reciben muchísimo más de lo que han producido: gobierno sobre ciudades… ¿Cómo iban a esperar esto? ¡Cuán grande es la generosidad del Señor!…
Pero tristemente, el siervo indigno, no solamente no recibe gobierno, pero le es quitado su don, y dado al que más tenía. ¿Cómo verá la carne esto? ¿Cómo ven los incrédulos esto?: injusticia. Pero la justicia de Dios no es corrupta como la de los hombres. Es justo, y eso en cualquier nivel de la sociedad: que aquel que no participe en esfuerzo y trabajo, no reciba nada. De paso es un lado típico de nuestro sistema, que recompensa cada vez más la deshonestidad, el desprecio y la vagancia. Lo natural humano…
Atención: aquí no hablamos de un tipo de personas. De un siervo malo y unos buenos, si no de un carácter manifestado en nosotros. Podemos ser el siervo fiel o el infiel, según andemos en el Espíritu o según nuestros impulsos naturales.
Dios, a través de su Palabra, capacita el hombre, espiritualmente y mentalmente. Él tuvo que preparar a José en Egipto años en la cárcel, aislado de muchas cosas, para que pueda ser capaz de asumir el gobierno de una nación. Muchos han experimentado como Pedro, que siendo un hombre sin educación de alto nivel (pero que recibía como mínimo datos todas las semanas en la sinagoga, como casi todo Judío), llegue a hacer un discurso de alto nivel: "Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús." (Hechos 4:13).
Allí está el tema: "habían estado con Jesús". No han estado un rato, sino tres años, seguramente cada día. Tenemos que pasar tiempo con Jesús, para que sea formado y manifestado su carácter en nosotros. No se hace de un día para otro, unos van más rápido, otro menos, pero esto se deba al tiempo que consagramos a estar con Él. Sabemos que nuestra naturaleza no quiere, y esto es el gran problema si consideramos que su aceptación sea condicional. Dios quiere estar con sus Hijos a cada momento, sea lo que hagamos, Él quiere estar. Luego hemos de saber que su meta, no es beneficiarse de ello, porque Él no necesita de nada ni nadie, solo quiere beneficiar a su creación a través de sus Hijos, y al mismo tiempo llenarles de gozo, al poder participar de su obra. Incluso si pecamos, Él quiere estar, pero nosotros no se lo permitimos en esa situación, y entonces busca nuestro arrepentimiento, para volver a estar con nosotros, a veces tengamos en cuenta que nos puede llevar a situaciones "muy complicadas"…
Es necesario, y digo fundamental escuchar su voz, y ¿cómo vamos a escucharla si no estamos con Él?
Si no negamos nuestra naturaleza, nuestras necesidades, sean cuales sean, no podremos fructificar los talentos recibidos, da igual su cuantía, y los invertiremos en la carne, lo natural, los perderemos, y estaremos en la oscuridad de afuera: el "sistema" tendremos que pasar grandes dificultades para acercarnos de nuevo a la fuente de la Vida. Solo si no unimos a Él podemos ser capaces de rendir espiritualmente.
No olvidemos que el resultado no es solo recibir más talentos, sino gobierno, influencia sobre nuestro entorno, instaurando el Reino sobre él. "Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, opóngase a sí mismo, tome su expiación cada día, y sígame. Porque todo el que quiera librar su alma, la pierde; y todo el que niegue su alma por causa de mí, este la salva." (Lucas 9:23-24).
No se habla aquí de salvación eterna por venir, sino de salvación terrenal, presente, del Reino de Dios: No se trata de hacer por Él, sino de estar con Él para que Él haga a través de nosotros"