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Conocer a Dios ¿ por la mente o el Espíritu ?

 El Padre nos manda un mensaje en Jesús: “ El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por
causa de mí, la hallará 
” habla de negar nuestras necesidades humanas. Dejar de colocar muchas cosas por encima de Él, tal como Él ha hecho introduciéndose en nuestra dimensión para entregarse a si mismo a fin de que podamos acceder a la dimensión eterna. Esa es la definición del Amor de Dios. Ahora bien, si entendemos la Necesidad de Dios como la Necesidad humana, erramos.

Se ha repetido innumerables veces, con cierta lógica que Dios no necesita nada, pero no es cierto si lo comparamos al ser humano. Ese es el error enorme de la teología en general intenta entender al Creador con una cierta comparativa como si fuera Dios hecho a la imagen del hombre, y no lo contrario. Antes de sobresaltar, por favor piénsenlo bien. El entendimiento de lo que somos, es que somos hechos a su imagen, pero que esa se ha corrompido por el pecado. Así que Su “necesidad” no tiene que ver con la nuestra:

El ha hecho toda la creación porque su Amor le insta irremediablemente a ello. Su “soledad” no es como la nuestra, no le lleva a una necesidad de amar, sino que contrariamente a nosotros que amamos egoístamente, es siempre dirigido hacia fuera, no hacia dentro. De hecho tenemos tendencia a unir nuestra comprensión de Dios a nuestro estado temporal. Para él no existe el tiempo, y esto influye en las características que intentamos atribuirle.

De alguna manera “soledad” está unido al tiempo, desde un eterno presente ya el estado de soledad no existe. Además tenemos que entender que antes que definiera el tiempo cronológico, toda la creación ya está en El, todo existió en El.

Las consideraciones teológicas en su mayoría son desencajadas por esa razón, que realmente proviene de un análisis mental, natural, desde una lógica griega, y no por revelación espiritual. Tenemos que abandonar las posiciones de análisis en todas sus formas anteriores y adaptarlas a una mente renovada por la Luz de Dios: Cristo. Si el vive en nosotros, por consiguiente en nuestra mente , no podemos pretender seguir usando métodos “profanos”, intelectuales para entender las cosas espirituales.

Jesús, cuando rechazaba las doctrinas y tradiciones  de los religiosos de su época que calificaba de doctrinas de hombres, y que hoy día encontramos todavía en muchos sectores denominacionales cristianos, e intentaba que entendieran su error: “ Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque no entendéis las Escrituras, y el poder de Dios? ” (Marcos 12:24). No solo hablaba del tema de la resurrección sino de la posición en general de los religiosos.

Esto es en parte la razón por la cual la mayoría de los creyentes se encuentran desprovistos en áreas espirituales frente a los que sirven a las tinieblas, que sí, tienen un conocimiento mucho más real de la dimensión  espiritual aunque lo usen para mal. Hasta diría que se tiende a rechazar revelaciones que en realidad vienen de Dios, y apoyadas por las escrituras (por lo menos en su traducción correcta), por no encajar en doctrinas teológicas denominacionales, y así quedarse en una posición espiritual estática.

Dios es dinámico se mueve constantemente, de hecho como la creación lo hace, todo está en movimiento, todo se renueva constantemente. Su carácter  es el mismo en todo los tiempos, pero su Reino evoluciona, y si no lo hacemos con Él, nos quedaremos como la mujer de Lot “estatua de sal”  espiritual, por no querer abandonar lo pasado e ir hacia la Revelación de Dios, dónde todas nuestras seguridades teológicas mentales no sirven para nada.